En la campaña del 2006, uno de nuestros históricos militantes fue agredido por radicales independentistas mientras colgaba carteles electorales de aquel desconocido partido que participaba por primera vez en unas elecciones. Muchas cosas han cambiado en Cs desde aquel 2006. Hoy, once años después, ni los más optimistas hubieran soñado que una década después Ciutadans sería la alternativa al independentismo. Quizás los únicos que si que creían en esa opción real fueron aquellos cobardes que amparados en la coacción y la violencia pretendieron atemorizar a aquellos (hoy veteranos) militantes, pero se toparon que ante las agresiones esos valientes se crecían. Hoy, por desgracia, uno de los nuevos militantes ha vivido su “bautismo político, del mismo modo que lo vivieron aquellos militantes en 2006. Quizás por su juventud, el amenazador ha pensado que era una víctima fácil para lanzarle insultos por el mero hecho de pensar diferente. Pobre individuo, pues en vez de atemorizar a nuestro joven compañero, éste ha conseguido todo lo contrario. Si en Cs tenemos algo es que la palabra miedo no existe en nuestro diccionario y hoy Luis lo ha demostrado con creces dando una lección a su contrario, pues no hay mejor castigo para un intolerante que la indiferencia.

 

A parte de ese desagradable incidente, la jornada fue excepcionalmente positiva. Por la mañana, instalamos la Carpa en los accesos del Mercadillo del Singuerlín. Desde el primer momento la aceptación de los conciudadanos fue mayúscula. Se hablan de encuestas, y pronósticos, pero para cualquiera que lleve más de una campaña electoral sabe de la importancia de las percepciones, y en este sentido, las sensaciones son inmejorables. Decenas de vecinos y vecinas se acercaban hasta la carpa para pedirnos corazones, votos y banderas para adornar los balcones. Tres horas que dieron para mucho, para hablar con unos y con otros, con militantes de otras formaciones políticas, con pensionistas, con parados, con autónomos, con amas de casa, con trabajadores que disfrutaban del día de puente y con muchos abuelos y abuelas que ese día tenían el mejor encargo posible: Cuidar de los nietos y nietas. Aunque como dijo una de ellas con una simpatía desbordante “Me traen loca pero son la alegría de la casa”.

 

Por la tarde, la carpa se instaló en una zona cercana, concretamente en la Pl. Montserrat Roig. Si por la mañana fue una vorágine, la tarde fue más tranquila. Esa es la tónica general de esta campaña, pues mientras las mañanas son intensas, las tardes bajan el ritmo al mismo tiempo que el Sol decide refugiarse en la noche. A pesar de esa circunstancia, sigue siendo muy alto el porcentaje de personas que se interesan o reciben con agrado la información de Cs. Evidentemente también hay gente que lo reúsa, casi siempre con educación, pero, como decíamos al inicio, en ocasiones nos podemos encontrar con ese personaje que se ausentó del colegio el día que explicaron los conceptos de “Democracia” y de “Respeto”. Esta minoría enervada, resentida y probablemente nerviosa por el crecimiento de nuestra formación, no empaña para nada el devenir de nuestra campaña. Cualquier independentista exaltado hablando de la prisión en la que están los suyos o de la violencia que supuestamente han vivido, queda diluida y va desapareciendo en pocos segundos cuando las personas se acercan y se alegran de que Cs esté presente en las calles compartiendo sus mismos propósitos.

 

Esa negatividad del intolerante se compensa rápidamente con acciones como las de un señor octogenario que al ver la propaganda con la foto de Inés Arrimadas, sonríe y expresa con alegría que él votará a Cs. Como él mismo nos dijo, llegó a Barcelona con 15 años desde un pueblo de Extremadura con sólo sus manos como herramienta de trabajo y hoy sufre viendo como algunos quieren cargarse Catalunya; por eso no duda en llevarse su voto, un voto para “parar esta locura” y no duda en reconocer que “aunque es muy guapa (Inés) a mi lo que más me gusta de ella es que está muy bien preparada”.

Son muchas las personas que quieren ese cambio real y tangible. Colomenses que  confían en Cs para recuperar lo perdido en estos últimos años por eso salimos cada día a las calles de Santa Coloma, para que nos pregunten, nos consulten, nos pidan papeletas o, simplemente, para que seamos testigos de sus historias de vida, biografías anónimas que tienen un denominador común: Santa Coloma.