eduard El rito sádico de mutilar al adversario por  todos los medios posibles, con razón o sin  ella, termina con la campaña electoral – bueno, al menos, fuera de las redes sociales.  Por desgracia, no se propicia entonces un  clima de diálogo. Incluso esta vez, con el  Congreso más fragmentado de nuestra  historia reciente, los líderes políticos  abandonan la iniciativa a la inercia de la Ley  y del azar, casi como si un cansancio  anémico los dominase. Mientras, los  partidos hacen recuento de ganancias y pérdidas a partir de las expectativas creadas por unas encuestas que no servían para nada -y que terminan decidiendo qué cabezas ruedan.

Para Ciudadanos, que en este escenario sólo puede hacer una llamada a la cordura para que otros lleguen a un acuerdo, el mayor peligro es que sus bases perciban en esta actitud el producto del miedo; el miedo a repetir las elecciones por ser quien más puede perder. Las mutilaciones que nos han infligido en campaña no deben hacer que dudemos de nuestra identidad.

Me sentiría deshonesto culpando a la campaña de los resultados. Primero porque creo que nadie que conozca mínimamente nuestra Ley Electoral pudo creer ni por un segundo aquellas encuestas que nos colocaban segundos. Cada uno de nuestros 40 escaños vale cerca de 90.000 votos, frente a los poco más de 50.000 que han bastado al PP ganador para obtener cada uno de los suyos. Así, ser cuartos en el Congreso no es ninguna indignidad – menos aún si tenemos en cuenta que el tercero, suma escaños de otras tres formaciones con grupo parlamentario propio.

Desde hace décadas, un partido de centro, racional, comprometido, lleva siendo el sueño de muchos votantes españoles, los que hasta ahora sentíamos que no encajábamos en ningún lado. Conectar con los sentimientos es importante, pero esa herramienta no fideliza a nadie por mucho tiempo. Nuestras propuestas deben llegar mejor a la gente, para que las hagan suyas, para que puedan defenderlas, para que cambio e ilusión no sean sólo palabras, sino un proyecto sólido de realidad. Sólo así desaparecerá el riesgo de que nuestro auge sea improvisado y ganaremos estabilidad de futuro, porque para llevar a cabo nuestro proyecto, necesitamos un futuro.

Eduard Ariza, Responsable de Acción Política C’s Santa Coloma