Hace unos años, el cantante Diego Torres popularizó una canción llamada “Color Esperanza”. (Sí, esa misma que estás tarareando interiormente), donde entre otras cosas nos cantaba aquello de “Saber que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera. Pintarse la cara color esperanza. Tentar al futuro con el corazón”. Esa canción parece escrita para un momento como este, donde el corazón juega un papel tan importante.
Gracias a los compañeros/as que estuvieron presentes en la carpa matinal, el Mercadillo de Fondo se pintó del naranja esperanza de Cs. A pesar de la amenaza de lluvia que preveía precipitaciones al inicio de la jornada, finalmente salió el Sol, como si esa alegría que contagían nuestros militantes hiciera disipar las nubes para que volviera a salir el Sol. Bonita metáfora de lo que puede ser el 21-D.
Fueron muchas las personas que se acercaron a la carpa para pedirnos papeletas y transmitirnos ánimos con frases como “Vamos a ganar”; “A mi esta chica, me encanta”; “Yo he votado socialista pero no me fío. Ya pactaron con ERC”; “En las últimas elecciones voté al PP pero ahora votaré a Cs para ganar a los independentistas”. Muchas personas, sin significación política pero que no dudan de explicarte los motivos de su apoyo. Una de las historias más sorprendentes vino de la mano de Mariano, vecino de la Calle del Reloj, quien explicó que desde hacía tiempo votaba a Ciudadanos y que eso le ha provocado alguna riña con antiguos amigos pues según nos explicó él militó muchos años en el PSUC. La pregunta era obvia: ¿Y por qué Cs? Su respuesta sencilla y rotunda: “Por que tenéis claras las ideas”.
EsA quizás sea una de las claves del éxito del crecimiento de Cs durante todos estos años. La lucha contra el nacionalismo, la defensa de los más débiles o la lucha contra la corrupción. Y precisamente, el 9 de diciembre se celebra el Día Mundial de la lucha contra la Corrupción. Una circunstancia que en esta ciudad hemos vivido en primera persona. Desde su orígenes, Cs siempre ha sido muy rotundo contra los casos de corrupción política. Si echamos un vistazo a la larga lista de casos de corrupción en nuestro país, las cifras en millones de euros que los ciudadanos hemos perdidos son escandalosas e indecentes. El PP y el PSOE se llevan los primeros puestos y las cifras más altas. En el ya lejano 2011, Cs ya presentó una serie de medidas contra la corrupción que fueron rechazadas por los partidos de siempre, sin embargo de aquella semilla creció la raíz que hoy posibilita que todas las instituciones sean, cuanto menos, más transparente.
En unas declaraciones recientes, un profesor de la UAM, explicaba que actualmente hay menos corrupción que hace unos años, pero nunca, nunca, nunca, podremos, ni debemos, olvidar los casos Gürtel, ERE de Andalucía, CAM, 3% o Pretoria. Delante de estos ejemplos, que todos reconocemos, sólo puede permitirse una gestión pública eficaz y transparente, pues el dinero que se gestiona en la administración es de todos, no de los corruptos.
Ante esto, es natural que la acogida en general sea tan buena, que las personas que se acercan a mostrarnos su apoyo sean cada vez más y más y que el sentimiento que se percibe estos días de campaña en los ciudadanos, recuerde la de los griegos en la Anábasis de Jenofonte que después de un penoso viaje por tierra de más de tres años al ver el mar gritaron Thalassa, Thalassa. Tenemos una democracia gastada por los políticos de siempre y una Catalunya dividida y hastiada, por eso tantos y tantos catalanes confían en Cs, porque representa de alguna forma el final de una etapa de política rancia, de corrupción y de separatismo.
Como los griegos vieron el mar, los votantes también ven el final de esta larga etapa con ese mismo sentimiento. Thalassa, Thalassa pero en vez de un azul intenso, de color naranja Cs